Frappe, Arturo. Venier, Martha Elena. & Villanueva, Fernando.
ISBN: 978-607-9343-72-9 Introducción Muchas veces, leyendo los preámbulos a las crónicas y, casi hablando con el cronista, es posible preguntar ¿a quién se parece?, ¿a quién querría parecerse?; porque salvo las primeras relaciones (Cortés), las que trascienden el patrón común (Sahagún, Durán) o singulares por matices especiales (Las Casas), quien pudo repetir, copiar, glosar, corregir, revelando u ocultando la fuente de su información, no dudó en hacerlo.1 No es necesario averiguar cuáles crónicas se citan más, cuáles vienen primero a la memoria: en estos días, la de Bernal, los naufragios de Alvar Núñez (más por los avatares con matices épicos del individuo que por la formalidad de la crónica), como antes eran las de Pedro Mártir (para los que leían latín) y Gómara –que trascendió en otras lenguas la prohibición para que se publicara en español. El hecho común es que cada cronista, ya de la gran empresa –la conquista, la naturaleza del mundo nuevo– ya de la menor y más localizada –crónicas de territorios definidos por el interés, el propósito, la geografía más estrecha– procura destacar, con los matices que son más personales, la importancia de su texto. Podría ser buen ejemplo Gómara, no por lo que dice en su carta al lector, sino lo que dice a sus posibles y futuros traductores, porque la falsa humildad denuncia seguridad y orgullo de su obra: | Algunos por ventura querrán trasladar esta historia en otra lengua, para que los de su nación entiendan las maravillan o grandeza de las Indias y conozcan que las obras igualan, y aun sobrepujan, a la fama que dellas anda por todo el mundo. Yo ruego mucho a los tales, por el amor que tienen de las historias, que guarden mucho la sentencia, mirando bien la propiedad de nuestro romance, que muchas veces ataja razones con pocas palabras. Y que no quiten ni añadan ni muden letra a los nombres propios de los indios ni a los sobrenombres de los españoles, si quieren hacer el oficio de fieles traducidores que, desotra manera, es certísimo que se corromperán los apellidos de los linajes. También les aviso cómo compongo estas historias en latín, para que no tomen trabajo en ello. |