Espaciotiempo 3 (2009). Dossier: La arqueología en el norte de México.
por Achim Lelgemann, Universidad Autónoma de San Luis Potosí
PREFACIO
Es un hecho reconocido y lamentado que a pesar de su trascendencia histórico-cultural auto evidente el Occidente y Norte de México constituyen las dos subregiones menos estudiadas por la investigación arqueológica en la República Mexicana. Afortunadamente en los últimos decenios ha ganado más espacio y fuerza la conciencia relativa a su alta relevancia hermenéutica para el entendimiento cabal de los procesos evolutivos en Mesoamérica y de áreas vecinas en el subcontinente norteamericano durante la época pre europea. En este ensayo se presentará un resumen global de las investigaciones arqueológicas efectuadas en el segmento noroeste de las zonas periféricas septentrionales de Mesoamérica durante las tres décadas pasadas. Debido a las limitaciones de espacio y por consideraciones pragmáticas, la región tratada, que es principalmente una provincia fisiográfica semiárida esteparia de tipo Cw, abarca el flanco este de la Sierra Madre Occidental junto con sus valles intermontanos y estribaciones meridionales, desde los Altos de Jalisco hasta el centro-oeste de Durango (ver la delineación en la Figura 1), reconociendo que el sector norte de este último estado sí formaba parte integral de Mesoamérica durante el Postclásico pero no ha sido objeto de estudios arqueológicos profesionales durante el lapso aquí vislumbrado. También estamos conscientes de la problemática de delinear la franja fronteriza de Mesoamérica tanto hacia el norte como al sur y sureste (cfr. para esta problemática Braniff 1990; 1994; Kelley 1990c). Innegablemente las culturas prehispánicas asentadas en Sonora y Chihuahua (para esta área véase Newell y Gallaga 2004) mostraron parcialmente los impactos de una intensa interacción con sus vecinos mesoamericanos, pero incluir las investigaciones efectuadas en estas dos entidades rebasaría el marco estrecho predeterminado para este trabajo. Hacia el sureste hay que recalcar también los fuertes lazos existentes entre los grupos que habitaron el Noroeste y los ubicados en el bloque nor-centro de la frontera septentrional de Mesoamérica, correspondiente a los territorios actuales de Guanajuato, Querétaro y suroeste de San Luis Potosí (ver Braniff 2000 para una síntesis reciente de la arqueología en esta zona), los cuales tampoco pueden tomarse en consideración aquí por las restricciones de espacio mencionadas.
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